2010/05/04

Keys for innovation;...non stop innovating!

Del decálogo para innovar que nos presenta Angel Arbonies hemos entendido que necesitamos gestionar algunos aspectos relevantes para innovar.


Sensibilidad, percepción y anticipación son esenciales en la obtención, el descubrimiento u la evidecia de una idea que facilite un punto de partida para innovar. Pero, sin la conversión en valor de esa idea, a priori magnífica, ideal, no seremos capaces de innovar.


Hoy en día quien determina el valor es el cliente, y si hemos aprendido a gestionar al cliente, gestionar las oportunidades que nos ofrecen una sensibilidad acentuada a posta, nuestra percepción relacional y/o la anticipación a los sucesos supone un primer paso hacia la gestión de la innovación.

Solo conseguiremos innovar, por otro lado, si todo el equipo rema en una dirección común, hacia un objetivo conjunto y compartido desde la creación de la idea, en su desarrollo y en su transformación en un valor demostrable para el cliente.

En todo el proceso florecerán ideas que circulan en las cabezas del equipo, y es interesante proponerse un portofolio de proyectos del cual elaborar la base para una tendencia innovadora.

El concepto de producto es el eslabón intermedio entre la idea y el negocio. Abordar en un plan de negocio el grado de coherencia del producto y las necesidades del clientepuede facilitarnos en gran medida el acierto en la transformación a valor de la idea.

En este término, ya cuando somos más proclives al cambio que antes de innovar por primera vez, debemos valorar la explotación de capacidades continuada, lo que invitará a generar un ritmo para innovar y si hay ánimo de gestionar al cliente en este sentido, también nos aportará una tendencia hacia la gestión de la innovación, que es de los que se trata.

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